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MELIA LA ASTROMELIA

Junio de 2020

Había  una vez…

 

Un momento, se supone que yo iba a hablar sobre una flor hermosa en cambio veo un simple semilla.

 

-¿Algún problema? continúe, continúe….-

 

Ajam…los días de verano se acercaban y una pequeña, chiquita y dulce semilla descansaba en la tierra junto a todas sus hermanas. Parecía que hacía poco las habían sembrado….

 

-¿Disculpa? Pero de chiquita no tengo nada, pronto seré ¡muy pero muy grande!-

 

Bueno, continuemos la historia…

 

 Melia, la semilla, descansaba junto a sus hermanas debajo de la tierra, unas más arriba, otras más abajo, una al costado de la otra, todas esperaban pacientemente a que llegara la hora de su baño.

 

  • ¡¿Bañarse?! Pero no quiero, hace mucho frío!-

 

Pero Melia, no sabes lo bueno que será para ti, es un baño que no solo te limpiará sino que te dará nutrientes que te harán bien para que crezcas.

 

  • Yo creceré por mi cuenta! No necesito ayuda de nadie.-

 

Entonces Melia se acomodó bien en la tierra y se echó a dormir. De pronto, una gotas de agua empezaron a caer y la tierra que, antes era caliente y seca, se puso más húmeda y fría.

 

El agua en la tierra corría  en busca de las semillas y ellas  muy contentas la recibían. Todas claro,  menos una, ¡sí es Melia! Ella no estaba dispuesta a recibir  su baño diario. Esquivaba cada gotita y chorro de agua que estaba por llegar. Se le veía muy determinada, pues creía que  ella sola sería capaz de crecer y florecer.

 

Pasó el tiempo y sus hermanas  empezaron a hacerse más fuertes, a algunas ya les había crecido un tallo, otras ya les aparecían una, dos y hasta tres hojas, inclusive algunas ya tenían brotes de flores, todas conversaban y se les veía muy contentas. Todas menos una, claro sí de nuevo es Melia, que seguía siendo pequeña, chiquita y dulce semilla, aunque podría decirse que también un poco traviesa.

 

  • ¡Hey!  te dije que pronto seré muy pero muy grande.

 

Pero Melia si no recibes tu baño diario no podrás crecer.

 

  • Pero…. pero, yo lo puedo hacer sola, no lo necesito

 

Yo creo que sí, mira como ayuda a tus hermanas, se les ve muy grandes y fuertes. Además, están viendo muchas cosas interesantes.

 

-¿Ah si? ¿Cómo cuáles? 

 

Deberás preguntarles a ellas qué es lo que ven.

 

Fue entonces que Melia se acercó donde sus hermanas y una por una le fueron contando todo lo que veían. Unas decían sobre una luz grande y  brillante que se llamaba sol, otras sobre unos seres que vuelan,  que dicen que se llaman aves, también que habían conocido otras flores, plantas y árboles que eran sus vecinos y que se llevaban muy bien con ellas. 

 

Melia quedó sorprendida de todo lo que estaban conociendo sus hermanas que comenzó a sentir curiosidad por hacer realidad todo lo que ahora solo estaba en su imaginación. Pensaba y pensaba hasta que tomó una decisión:

 

  • ¡Aaagh! Está bien, creo que le daré una oportunidad a esa agua famosa.-


 

Así fue que Melia, la pequeña, chiquita, dulce, traviesa y ahora determinada semilla se quedó muy quieta, el agua apareció y volvió a humedecer la tierra seca y caliente. Melia, un poco asustada, veía como el agua poco a poco llegaba donde ella.

 

-Tengo miedooo ¿No pasará nada no?

 

Tranquila Melia, será por tu bien, aquí estoy yo y tus hermanas, estaremos contigo. 

 

Melia, más tranquila, respiró profundo y fue así que llegó una gota de agua donde ella y con esa llegaron muchas más. Abrió los ojos y empezó a sentir como sus pequeñas raíces se hacían más fuertes y grandes. Con el tiempo la pequeña, chiquita,  dulce, traviesa y determinada semilla creció y creció hasta que se convirtió en una hermosa flor. Hoy la visitan muchos insectos, aves,  ha hecho nuevas amigas y los rayos del sol siempre le dan una cálida bienvenida. Ahora sí puede disfrutar junto a sus hermanas de todo lo que la naturaleza le da, de la cual, sin darse cuenta, hoy forma parte ella también.

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